De Joven Promesa a Mejor del Mundo: El Triunfo Improbable de Ousmane Dembélé

Es un cuento tan antiguo como el tiempo, o al menos tan antiguo como los más grandes atletas del mundo: el de la promesa de antaño que lucha por encontrar su lugar, solo para llegar a la cima de su deporte cuando toda esperanza parece perdida. Pero para Ousmane Dembélé, su viaje de prometedor talento a ganador del Balón de Oro 2025 es menos un cuento de hadas y más una historia de redención cruda y ganada con esfuerzo.

Durante años, la comparación siempre fue con Kylian Mbappé. Los dos franceses eran contemporáneos, ascendiendo en las filas al mismo tiempo y ambos bendecidos con una velocidad explosiva y un talento que podía cambiar partidos. Pero mientras Mbappé se estableció rápidamente como uno de los mejores jugadores del planeta, ganando múltiples títulos de la Ligue 1 y la Copa del Mundo de 2018, la carrera de Dembélé fue una serie de eventos desafortunados.

Consiguió un gran traspaso al Barcelona en 2017 por una asombrosa suma, inicialmente reportada en alrededor de €105 millones más complementos, pero su tiempo en Cataluña estuvo plagado de lesiones y preguntas sobre su profesionalismo. De 2017 a 2023, sufrió 14 lesiones musculares, perdiéndose más de 700 días de fútbol. Los constantes contratiempos y el tiempo en la banca le impidieron alcanzar su verdadero potencial. La analogía de "la tortuga y la liebre", tan a menudo utilizada en los deportes, nunca ha sido más apropiada que para estas dos superestrellas francesas.


Un Traspaso Sorpresa y un Nuevo Comienzo

En un movimiento que sorprendió a muchos, Dembélé dejó el Barcelona en 2023 para unirse al Paris Saint-Germain por un traspaso de €50,4 millones. Fue un paso atrás de las alturas futbolísticas del Barcelona, pero resultó ser el cambio que necesitaba desesperadamente. La capital francesa le ofreció un nuevo comienzo y un regreso a su país natal, lejos del intenso escrutinio de los medios españoles y la inmensa presión que había pesado sobre sus hombros durante tanto tiempo.

Llegó al PSG y pasó su primera temporada contribuyendo al éxito del equipo en un papel secundario. Si bien el equipo ganó el doblete de liga y copa, el foco de atención seguía estando en Mbappé, que venía de su mejor temporada con el club, anotando 44 goles en todas las competiciones. Muchos asumieron que Dembélé seguiría siendo una figura secundaria, un jugador talentoso pero inconsistente que jugaría a la sombra de su compañero de equipo más celebrado.

Pero entonces, todo cambió.

La muy esperada salida de Mbappé al Real Madrid en el verano de 2024 dejó un enorme vacío en el PSG. El club necesitaba un nuevo líder, un nuevo talismán. Con Mbappé fuera, el entrenador Luis Enrique miró a Dembélé y vio no a un extremo frágil, sino al hombre que podía guiar a su equipo a la tierra prometida.


La Profecía Cumplida

Luis Enrique desafió a Dembélé a ser más egoísta, a asumir un papel más central y a concentrarse en marcar goles además de su juego creativo. "Cuando se le use correctamente, podría convertirse en el mejor jugador del mundo", había dicho el exentrenador del Barcelona, Xavi, años antes. Finalmente, la profecía se hizo realidad.

La transformación de Dembélé en la temporada 2024-25 fue nada menos que histórica. Se movió a una posición de falso nueve, donde tenía la libertad de moverse, crear y finalizar. Encontró su ritmo, su confianza y, lo más importante, se mantuvo sano.

Las estadísticas de su campaña triunfal hablan por sí solas: Dembélé marcó 35 goles y dio 14 asistencias en todas las competiciones, más del doble de su mejor marca anterior de goles en una sola temporada. Fue imparable en la Liga de Campeones, liderando al PSG a su primer título en la competición con una actuación dominante en las rondas eliminatorias, incluida una victoria por 5-0 en la final sobre el Inter de Milán. Esta actuación lo llevó a ser nombrado el Jugador de la Temporada de la UEFA Champions League.

En una noche especial en París, el viaje de Ousmane Dembélé cerró un ciclo. Superó a un grupo de talentos de clase mundial, incluidos Mohamed Salah del Liverpool y su excompañero de equipo Kylian Mbappé, para ganar el Balón de Oro. Mientras se derrumbaba en lágrimas en el escenario, no solo estaba aceptando un premio. Estaba aceptando la culminación de una lucha de una década, una lucha que había puesto a prueba su carácter y lo había llevado al límite.

Al final, la tortuga ganó la carrera. Y para Ousmane Dembélé, la espera valió la pena.

Jeffrey Bissoy-Mattis

Como narrador experimentado, he dedicado mi carrera a crear historias atractivas que informan, inspiran y entretienen. Con experiencia en periodismo, podcasting y emprendimiento, he tenido el privilegio de trabajar con una amplia variedad de personas, desde altos ejecutivos y celebridades hasta activistas de base y héroes cotidianos.

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