Carson Wentz y los Vikings: ¿el regreso del hijo pródigo o una última parada en el camino?

En Minnesota la ilusión duró lo que un suspiro. La temporada 2025 arrancó con JJ McCarthy como el nuevo mesías, el joven mariscal por el que la directiva empeñó el futuro en el Draft. Semana 1 dejó buenas sensaciones. Semana 2 fue un baño de realidad.

Atlanta no solo les ganó: los arrastró por el césped. Para colmo, McCarthy salió con un esguince alto de tobillo en pleno cuarto periodo. Así, la U.S. Bank Stadium se transformó en un lamento púrpura y la esperanza cambió de nombre: Carson Wentz.

Enter Carson Wentz.


El destino es irónico

El fútbol americano suele tener memoria larga y sentido del humor retorcido. Wentz, aquel joven dorado que en 2017 soñaba con ser MVP, vio cómo una lesión lo mandó al banquillo para que Nick Foles levantara el Lombardi… justamente eliminando a los Vikings en la final de la NFC.

Hoy, siete años después, la historia se invierte. Wentz llega como suplente, no como estrella. Será su sexto equipo en seis temporadas, récord nunca visto en la NFL. Una carrera que parecía de película terminó pareciéndose más a una gira de rock de bajo presupuesto: siempre con talento, pero siempre cambiando de escenario. sixth team in six seasons — something no quarterback in NFL history has ever done:

  • 2020: Eagles (12 games)
  • 2021: Colts (17 games)
  • 2022: Commanders (7 games)
  • 2023: Rams (1 game)
  • 2024: Chiefs (1 game)
  • 2025: Vikings

Journeyman? Yes. But also survivor.

Él mismo lo dijo con un dejo de nostalgia:

“Crecí apoyando a este equipo… correr por ese túnel esta semana me va a pegar diferente”.


El sueño local que quedó en veremos

La novela tenía otro candidato: Max Brosmer, de Stillwater, exmariscal de los Golden Gophers, ídolo de la afición local en pretemporada. Muchos soñaban con verlo debutar. Pero O’Connell decidió apostar por la experiencia.

Porque aquí nadie quiere cuentos de hadas. Jefferson, Addison y Hockenson están en su mejor momento y no se puede desperdiciar un mes de temporada esperando que un novato se foguee.


¿Qué hay en el tanque de Wentz?

Los números dicen que todavía puede dar batalla. En 2021 con Indianápolis lanzó 27 touchdowns y apenas 7 intercepciones. Nada despreciable.

The problem, as ever, is pressure. Last year, Wentz’s pressure-to-sack rate sat at 22%El brazo todavía tiene pólvora, pero el problema es cuando la defensa lo persigue: su tasa de capturas bajo presión rozó el 22%. Y para colmo, la línea ofensiva de los Vikings hoy parece portón sin candado: 29° lugar en bloqueo de pase. 29th in pass-block win rate, which is like trying to stop a flood with a roll of paper towels.

Por eso O’Connell fue claro:

“Ha jugado muchísimo fútbol. Ya cargó equipos sobre sus hombros antes. Ahora no tendrá que hacerlo. Solo debe salir y hacer lo que es capaz de hacer”.

Nada de heroísmo. Entregar rápido, mover las cadenas, dejar que Jefferson y Addison hagan la magia.


The Practice Buzz

La decisión de O’Connell también se explica por lo que vio en la semana. Wentz trabajó con el primer equipo. El coach lo resumió así:

“No creo que el balón haya tocado el suelo más de una vez”.

Una práctica no gana partidos, pero sí cambia percepciones en un vestidor. Y Wentz, veterano al fin, sabe cómo aprovechar esos momentos.


Lo que se juega Minnesota

No hay duda: McCarthy es el futuro, el chico al que apostaron la franquicia.

Pero la NFL no espera. En una NFC Norte peleada, cuatro semanas sin dirección pueden costar toda la temporada.

Si Wentz consigue un par de victorias, mantendrá al equipo con vida. Si fracasa, el tren podría descarrilar antes de que McCarthy vuelva. Para él, a sus 32 años, ya no se trata de premios individuales. Se trata de orgullo, de demostrar que aún tiene un último capítulo por escribir.


El hijo pródigo en púrpura

Al final, el guion parece sacado de una película: el chico de Dakota del Norte que soñaba con jugar en púrpura ahora tiene la oportunidad de salvar al equipo de su infancia.

El mismo que fue desplazado por una lesión ahora llega para ser el reemplazo.

El fútbol americano no siempre da segundas oportunidades. Pero cuando lo hace, las viste de ironía, de nostalgia y de drama. Y ahí, entre la gloria y el olvido, aparece Carson Wentz, listo para correr por el túnel de U.S. Bank Stadium con el corazón latiendo más rápido que nunca.

Matias Castillo

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