El huddle nunca ha lucido tan diverso. Esta temporada de la NFL, un número récord de 16 mariscales de campo negros están listos para salir al campo como titulares de sus respectivos equipos, un hito histórico que marca un cambio dramático y largamente esperado en el fútbol profesional. Es una hazaña que representa más que solo un hito estadístico; es una declaración poderosa sobre el progreso de una liga con una historia larga y complicada en relación con la raza.
Durante décadas, el camino hacia la posición de mariscal de campo estuvo lleno de prejuicios sutiles y no tan sutiles. La posición, a menudo considerada la más importante en todos los deportes de equipo, estuvo durante mucho tiempo reservada para jugadores blancos. Los atletas negros eran encasillados en roles que priorizaban el "atletismo puro", un fenómeno conocido como "apilamiento racial". La suposición subyacente, y profundamente ofensiva, era que los jugadores negros carecían de la inteligencia, el liderazgo y la capacidad de tomar decisiones para ser el "cerebro" del equipo.
Este sesgo era evidente en el lenguaje utilizado para describir a los jugadores. Un estudio de 2008 sobre el análisis previo al draft de la NFL encontró que los mariscales de campo negros eran consistentemente elogiados por sus dotes físicas mientras se minimizaban sus capacidades mentales. Eran llamados "mariscales de campo atléticos", mientras que sus contrapartes blancos eran elogiados como "buenos líderes" o "estudiantes del juego".
Las carreras de pioneros como Marlin Briscoe y Conredge Holloway subrayan las barreras sistémicas. Incluso después de demostrar éxito en la posición de mariscal de campo, ambos fueron presionados para cambiarse a receptor abierto o a la secundaria defensiva, un crudo recordatorio de las oportunidades limitadas disponibles.
El Largo y Difícil Camino Hacia la Cima
El viaje hacia esta temporada histórica ha estado lleno de retrocesos y escrutinio público. Los jugadores se han visto obligados a luchar contra los estereotipos y las microagresiones a lo largo de sus carreras.
La crítica a Lamar Jackson, dos veces Jugador Más Valioso, en sus primeros años, personificó el sesgo persistente. A pesar de su prolífica carrera universitaria y su innegable talento, enfrentó peticiones de expertos para que se cambiara a receptor. Un coordinador defensivo anónimo incluso declaró: "Si tiene que pasar para ganar el partido, no van a ganar... No me importa si gana el MVP de la liga 12 veces, no creo que nunca sea uno como mariscal de campo. Será uno como jugador de fútbol, pero no como mariscal de campo".
De manera similar, la ahora infame cláusula en el contrato de Kyler Murray de 2022 —que obligaba a "cuatro horas de estudio independiente"— fue eliminada rápidamente después de que el mariscal de campo del Salón de la Fama Warren Moon se pronunciara. Moon calificó la cláusula de "estereotipo negativo de que los mariscales de campo negros son perezosos y no estudian".
El escrutinio, como han señalado los jugadores, a menudo es desproporcionado. El ex mariscal de campo Tyrod Taylor lo expresó sin rodeos en una entrevista de 2017, diciendo que siempre supo que sería criticado más que sus contrapartes blancas. "Nos exigen un cierto estándar. Casi tenemos que ser perfectos", dijo.
De Uno a Dieciséis: Una Nueva Era
Los números cuentan una historia convincente de progreso. En 1971, los mariscales de campo negros representaban solo el 3% de aquellos que lanzaron al menos 100 pases en una temporada. Para 2001, ese número había crecido al 35%. Hoy, la posición principal de la liga refleja la diversidad de su base de jugadores más de cerca que nunca.
Este progreso estuvo en plena exhibición en el Super Bowl LVII, el primero en la historia en presentar a dos mariscales de campo negros titulares, Patrick Mahomes y Jalen Hurts. El trascendental enfrentamiento fue una celebración de lo lejos que ha llegado el juego. Como reflexionó Mahomes, "He aprendido cada vez más sobre la historia de los mariscales de campo negros desde que estoy en esta liga y los muchachos que vinieron antes que Jalen y yo prepararon el escenario para esto. Me alegra que podamos preparar el escenario para los niños que están creciendo ahora".
Los 16 mariscales de campo negros titulares de esta temporada no solo están construyendo sobre un legado; están forjando uno nuevo. Son prueba viviente de que el talento, la inteligencia y el liderazgo no tienen color, y al hacerlo, están asegurando que la próxima generación de jugadores no enfrentará los mismos sesgos infundados que una vez definieron la posición.




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